Desde el año 2013 no consumo carne. Y desde 2018 excluí además todos los derivados animales, como huevos, lácteos y miel. En definitiva, pase de ser omnívora a vegetariana y, luego, vegana. Desde aquel febrero de 2013, a mis 18 año, comenzó mi curva de aprendizaje.
Bajé de peso en la primera etapa, hasta que aprendí qué cocinar y cómo armar el plato. Con los años he aprendido un montón de nutrición (aunque todavía me queda mucho que aprender). Hoy en día, tengo más herramientas para entender sobre los nutrientes esenciales, las fuentes de proteínas vegetales, la importancia de la vitamina B12, el hierro, el calcio y los ácidos grasos omega-3.
La gente se vuelve vegana por muchas razones. Las dos razones con las que más me identifico son los problemas ambientales y la explotación animal. Empecé con el primero y en el camino aprendí a escuchar mi cuerpo, a ser más consciente de mis elecciones y a vivir en armonía con mis pensamientos.
En mi experiencia, tengo que admitir que fue fácil la transición y ni lo siento un sacrificio. Lo veo como una elección libre, y no una intolerancia alimentaria. Mientras unos eligen comer carne o pollo, yo me inclino por la porción de verduras y legumbres.
Sin querer convencer a nadie, la dieta vegana es posible y saludable si se hace bien y se aprende qué comer para satisfacer las necesidades dietéticas. Se ha demostrado con diferentes estudios que mejora la salud y a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer, entre otros.
Uno de los cambios más notorios fue sentir mi cuerpo con más energía y sin pesadez. La intolerancia a la lactosa puede causar síntomas como hinchazón, gases y malestar digestivo, y en mi caso particular, al eliminar los productos lácteos experimenté un doble beneficio: se alivianaron mis migrañas hasta eliminarse y gané una mejora significativa en mi digestión.
Ingredientes para una nueva despensa
Al principio, fue un desafío y me sentía perdida en la cocina, sin saber qué cocinar. Pronto descubrí un mundo de nuevos ingredientes. Empecé a conocer nuevas legumbres, tomé contacto por primera vez con las algas y el abanico de cereales se amplió considerablemente.
En sintonía con lo anterior, me sorprendió la variedad y riqueza de la cocina vegetal. Puede ser creativa y diversa. Con el tiempo mi despensa se fue completando con quinoa, trigo burgol, espirulina, levadura nutricional, tahini, frijoles negros, tempeh y mucho más. Aprendí a cocinar cada ingrediente, y a cómo potenciarlos para crear combinaciones coloridas, deliciosas y abundantes. Un plato de garbanzos y a vivir.

Entendí que la comida necesita estar bien sazonada, recomiendo agregar pimentón para ahumar y curry para espolvorear al final, además de hierbas, ralladura de cítricos y sabores umami. Las especias son las grandes aliadas para crear platos inspirados en la cocina india, mexicana, mediterránea, asiática y muchas otras.
Es cierto que ahora hay más alimentos procesados y esto hace que el veganismo sea más accesible, inclusivo y agradable. Existen tantas opciones de carne, leche, queso y huevo a base de plantas, que es una picardía no probarlas, aunque sea de manera anecdótica. Aunque personalmente no las elijo cuando estoy en haciendo compras o planeando una comida, si las salchichas vegetales y las hamburguesas de Heura ayudan a la normalización de una alimentación vegetal, estoy a favor de su utilización y varias de estos sustitutos los he degustado para DAP, como el bacon vegano de setas de Libre Foods el pescado rebozado de Garden Gourmet o las brochetas de pollo de Planted.
Familia, amigos y eventos sociales
Vengo de una familia carnívora y de un país donde reina la carne, la herencia cultural de Argentina es el asado. En mi casa de pequeña siempre había fruta a la vista. Nací en una cultura de comida casera como mejor opción frente a la comida rápida. El menú incluía vísceras de animales como guiso de riñones con arroz y lengua de vaca con puré, además de pescado, pollo, arroz y pasta. Sin fritos, salvo unos buñuelos de acelgas especiales de mi abuela.
De ese período de mi vida tengo tantos recuerdos positivos y asociaciones con la comida y la alimentación, pero el proceso inicial de dejar carne fue sencillo y el apoyo de mi familia fue fundamental para forjar mi propio camino.
Mi madre fue una pieza clave en mi transición. Lejos de oponerse a mi decisión, se mostró abierta y curiosa. Su voluntad de aprender conmigo hizo que este cambio en mi vida fuera mucho más fácil. En retrospectiva, valoro a mi familia y amigos que siempre ha mostrado empatía a mi elección y flexibilidad con una comida especial, sin llegar a sentirme desplazada o excluida. He leídos de otras personas veggies, la gran odisea que es para cada uno de ellos los almuerzos con la familia.
Mi familia todavía come carne, aunque mucho menos como solían hacer. E incluso cuando vivo y cocino con ellos, es una convivencia amena. Comen con gusto mi salteado de judías verdes con garbanzos y pimentón o tortilla de guisantes.
Todavía hay desafíos para ser vegano en 2025, al menos para mí, como pueden ser los aeropuertos o trenes, la oferta de productos veganos puede ser muy limitada. Y cuando alguien propone ir a comer, admito que siempre busco en Google el restaurante y miro su menú. Si parece que no hay opción, le comunico a las personas que me invitaron que desafortunadamente "no parecer ser un lugar en el que pueda comer" y sugeriré un lugar alternativo (habiendo investigado antes).
Si es un grupo de personas grande que no está abierto a cambiar, entonces hago una ingesta previa, así no tengo hambre en el almuerzo o la cena, y voy por el encuentro social y solo bebo agua o té. Puede sonar raro, pero lo hecho muchas veces.
Seguimiento nutricional supervisado
De manera anual, a finales de invierno, hago un control de sangre para poder ver cómo están mis valores y lo que nunca ha variado es el valor de la proteína, calcio ni hierro. Otros índices que sí han fluctuado con los años ha sido la vitamina B 12 y la vitamina D, siendo las únicas dos que suplemento.

Por esto, la importancia de un buen control y asesoramiento. Un profesional de la nutrición puede evaluar nuestras necesidades individuales y ayudarnos a diseñar un plan de alimentación que garantice la ingesta adecuada de los nutrientes.
Veo un montón de desinformación en redes sociales que puede llevar a deficiencias nutricionales con efectos negativos en la salud, como fatiga, anemia, debilidad ósea y problemas neurológicos. No debe ser una cuenta en Instagram ni TikTok que recomienda consumir x ingrediente por sus beneficios la que nos guíe a lo largo del proceso, sino un profesional formado en la materia que nos acompañe.
La importancia del respeto
Cómo decidimos alimentarnos es una elección personal. Y en esto, incluyo la tolerancia y el respecto por quién decide no comer carne, o comer solo pescado, o incluir solo huevos, hasta quién no puede concebir un plato sin carne roja. El respeto es para y hacia todos.
Doce años han pasado desde que dejé de comer carne. Un lapso que ha difuminado por completo el recuerdo de su sabor en mi memoria. El paladar se adapta, y es curioso cómo los sabores vegetales han creado un nuevo mapa gustativo.
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