¿Sabes lo que es un furancho? Manual para disfrutar del peculiar festín gallego en el que solo pueden servirse 11 platos concretos

No son restaurantes, tampoco son bodegas: se llaman furanchos. Y te explicamos cómo disfrutar de ellos

Furancho Carteles
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Jorge Guitián

Colaborador

Historiador del arte, escribiendo sobre gastronomía desde hace dos décadas. Entiendo la gastronomía sobre todo como un patrimonio cultural que hay que conocer, divulgar y proteger.

En la mayoría de las regiones que producen vino en Europa, los elaboradores venden directamente sus excedentes una vez que han comercializado la mayor parte de su cosecha. Ese vino que les sobraba y que quedaba almacenado se vendía, a veces, a la puerta de las casas o en el comercio local más próximo, pero no era infrecuente que los productores abrieran sus propias casas, o que habilitasen una cantina más o menos precaria en el jardín, en el garaje o en un almacén, para venderlo y acompañarlo con un bocado sencillo que lo hiciese aún más apetecible.

En el norte de Italia, por ejemplo, son muy populares. En el este de Friuli se conocen con Frasche, mientras en la región de Trieste y en la vecina Eslovenia tienen el nombre de Osmize. Y en Galicia los conocemos como furanchos.

Los furanchos son muy populares sobre todo en las Rías Baixas, la zona donde se concentra la mayoría. En Betanzos, no muy lejos de A Coruña, hay una variante: los loureiros. Y precisamente ese nombre da una pista de cómo identificarlos.

Furancho Alejandro Las mesas de los furanchos suelen montarse en los patios o jardines de las casas. (Furancho Alejandro)

Loureiro, en gallego, significa laurel. Es habitual, en Galicia como en Italia y en otras zonas con locales similares, identificar la ubicación de estos espacios colgando en su puerta una rama de laurel. Antiguamente, cuando no había rótulos, una rama en la puerta de un productor de vino indicaba que tenía vino nuevo a la venta. Y la costumbre ha pervivido, en muchos de estos negocios, hasta nuestros días.

A partir de aquí es frecuente que surja una primera duda ¿Un furancho es, entonces, un restaurante? No, no lo es. De hecho, no se rige por las mismas normas. Y esto lleva a la segunda pregunta: si no es un restaurante ¿cómo puede servir comidas y bebidas?

La respuesta también es sencilla: porque Galicia cuenta, desde el año 2012, con un decreto que regula la actividad de los furanchos en la comunidad autónoma. Y esto es importante, porque ahí se define qué es un furancho y qué no.

Lugar Da Fonte2 Muchos furanchos tienen espacios habilitados dentro de la vivienda (Furancho Lugar Da Fonte).
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Qué es realmente un furancho

Un furancho es un espacio que un pequeño productor de vino acondiciona en su propia vivienda, que solamente puede funcionar durante no más de tres meses cada año entre diciembre y final de junio, en el que puede vender el vino excedente de su propia producción, siempre sin embotellar, acompañado de algunos platos sencillos.

La norma legal surge porque hasta esa fecha cualquiera podía abrir un local sin licencia de hostelería, vender los platos que quisiera y ofrecer, si le parecía bien, una carta de vinos amparándose en que era un furancho y, aprovechando el vacío legal, prescindiendo a veces de una licencia de hostelería y haciendo una competencia desleal a los bares y restaurantes de la zona. A partir de ahí las cosas dependían del criterio del inspector de turno, lo que creaba un limbo legal en el que el principal perjudicado solía ser el cliente.

Furancho Os Cabalos Los furanchos tienen que estar situados, por ley, en una vivienda habitual (Furancho Os Cabalos)

En la actualidad, si no está en una vivienda particular no es un furancho, si vende vino embotellado no es un furancho, si está abierto en los meses de verano no es un furancho y si ofrece más de cinco platos o estos son muy elaborados, no es un furancho y no puede llamarse así.

A pesar de esas restricciones, los furanchos siguen muy presentes y gozan de una excelente salud. Esto se debe a que son lugares por lo general muy económicos, en los que con frecuencia se puede comer al aire libre y en los que el ambiente suele ser alegre y bullicioso.

Dicho todo esto, también hay que señalar que las instalaciones, como corresponde a un local efímero, suelen carecer de muchas comodidades, que la calidad del vino es muy variable -esto dependerá de cada productor- y que las materias primas, condicionadas muchas veces por unos precios muy ajustados, con frecuencia son de una calidad… digamos relativa.

Furancho Cadaval2 Empanadas o empanadillas suelen estar muy presentes en la oferta gastronómica de los furanchos (Furancho Cadaval)

Qué se come en un furancho

¿Es posible comer y beber bien en un furancho? Sí, sin duda. ¿Es posible comer mal? Lamentablemente esto es algo que también ocurre con cierta frecuencia.

Al furancho se va, por lo general, por el ambiente y por la experiencia más que por la calidad gastronómica. Aunque, como en cualquier otro formato, hay excepciones. Piensa en una reunión familiar, en una comida en el jardín en casa de unos primos a los que se visita en verano en el pueblo, en un cumpleaños celebrado con mesas plegables y sillas de plástico, en la huerta de un conocido. La atmósfera es, aproximadamente, esa; la calidad puede variar mucho, aunque rara vez sea lo que más tenemos en cuenta.

¿Y qué se come y se bebe en un furancho? Se bebe vino, fundamentalmente; vino joven, del año, sin embotellar, servido directamente del barril y que con frecuencia se ofrece en cuncas, las tradicionales tazas de loza en las que se servía antiguamente en las tabernas. Si el vino es de calidad, el furancho es una ocasión perfecta para probar un producto de máxima proximidad, muchas veces elaborado con variedades de uvas locales.

Chorizo El chorizo también suele estar presente. (Furancho Os Cabalos)

En cuanto a comida, la normativa también impone limitaciones que eviten la competencia desleal con los restaurantes y casas de comidas. La primera: deberán ser platos sencillos. Si encuentras cordero al horno, pollo relleno, cocido o merluza a la gallega, no estás en un furancho. La normativa habla, en realidad, de tapas y no de platos.

La segunda limitación es que, por muy sencillo que sea, no puedes servir lo que se te ocurra. El decreto incluye los 11 platos que puede servir un furancho. De cada uno de ellos, además, cada furancho puede servir solamente cinco. Pueden cambiar de un día a otro, pero nunca más de cinco y nunca fuera de esa lista. No es un restaurante, por lo que su negocio no puede basarse en una oferta amplia y variada de cocina.

En esa lista se incluyen tablas de quesos y de embutidos, pimientos de la variedad Padrón (está bien que se indique esto, ya que los amparado por la D.O.P. Pimiento de Herbón solamente están en el mercado desde el final de la primavera, por lo que difícilmente los encontrarás en un furancho), cortes y derivados del cerdo como el chorizo, la oreja, el lomo, la zorza (carne de cerdo adobada) y la costilla, habitualmente servidos cocidos o a la parrilla.

También puedes encontrar huevos fritos, tortilla de patatas, empanada o empanadillas, croquetas, callos con garbanzos, potajes de alubias y sardinas y jureles a la brasa, además de pan, claro. Nada más.

Empanadillas Las empanadillas del Furancho As Garondas, en Redondela.

Un formato limitado

Todo esto es más que suficiente para garantizar una comida de primavera memorable, por supuesto, pero impone también sus limitaciones. Comer bajo la parra, en un mediodía de temperatura suave, compartiendo raciones de sardinas a la brasa, tortilla y empanada es algo que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida. Hacerlo en Galicia y acompañado de un buen vino joven local es una experiencia que tardarás en olvidar. Se trata, simplemente, de encontrar el furancho adecuado.

Mientras, y a pesar de que la normativa tiene ya más de una década, no tienes más que buscar la palabra furancho en tu navegador preferido para seguir encontrando imágenes de platos que no están en ese listado oficial, cartas con docenas de propuestas y despliegues de botellas que serían la envidia de cualquier coctelería. Hecha la ley, dicen, hecha la trampa. Aunque aquí, en realidad, no haya una trampa y la cosa sea un simple “tú tira, que muy mal se tiene que dar” de manual, en algunos casos. Cada uno decide lo que se mete en el cuerpo en un local que no tiene licencia de hostelería y no está sujeto a las mismas inspecciones y restricciones que un restaurante.

Un furancho auténtico, honesto y que sirve productos de calidad es algo muy interesante, un lugar que relacionamos con la primavera, con los primeros domingos de sol y con reuniones con amigos y familiares que se alargan hasta bien entrada la tarde. Si hace las cosas bien y se ciñe a la normativa, es un lugar informal y económico al que apetece volver y, como dice el tópico, habelos, hainos. Solamente tienes que dar con ellos.

¿Algunas pistas? Prueba con el Furancho O Canastro (Redondela), el Furancho do Maño (Marín) o el Furancho Miniño (Sanxenxo).

Imágenes | Furancho Cadaval/Os Cabalos Furancho/Furancho Casanova/Furancho Naranxeiro/Furancho As Garondas/Furancho Alejandro/Furancho Lagar da Fonte/Furancho Alejandro

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