Las frutas de Aragón son un postre tradicional muy dulce ideal para los más golosos, es por ello que estas pequeñas delicias han conquistado paladares durante generaciones.
Estos bocaditos frutales son ya un auténtico clásico de la repostería regional. Elaborados con frutas confitadas como la cereza, la naranja, la pera o la ciruela, luego se bañan en una generosa capa de chocolate negro.
Aunque su invención no está de todo clara, en 1603 el viajero francés Bartolomé Joly contaba ya como en Calatayud era tradicional obsequiar a los visitantes con frutas confitadas en azúcar. Debió ser ya en la primera mitad del siglo XX cuando a un desconocido pastelero se le ocurrió bañar estas frutas en chocolate, que acabaron extendiéndose por toda la región.
Su sabor dulce y su textura blanda por dentro y con la cobertura de chocolate los hace ideales para disfrutar acompañando una taza de café o para darse un capricho dulce a cualquier hora del día.
Primero lavaremos y pelaremos las frutas. Cortamos en cuartos la pera, la manzana, y la ciruela, y sacamos los gajitos de mandarina.
En una cazuela disolvemos el agua con el azúcar y llevamos a ebullición. Una vez obtenido el sirope, agregamos las frutas, bajamos a fuego medio, y las dejamos cocer durante 45 minutos.
Pasado el tiempo de cocción, las retiramos del almíbar, y las dejamos enfriar en una bandeja o plato cubierto con papel sulfurizado.
Mientras tanto derretimos la mantequilla con el chocolate a fuego medio hasta obtener una mezcla homogénea. Incorporamos entonces la manteca de cerdo y removemos. Con ayuda de unas brochetas pequeñas, pinchamos cuidadosamente las frutas para darles el baño de chocolate.
Dejamos enfriar totalmente las frutas sobre una rejilla colocada encima de una bandeja cubierta con papel sulfurizado. Después, conservamos las frutas en la nevera hasta el momento de servir.

Con qué acompañar las frutas de Aragón
Nada mejor que una taza de café solo o té para combinar con estas delicias dulces.
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