Negar que Donald Trump, para ciertas personas, ha entrado en la Casa Blanca por segunda vez como un elefante en una cacharrería sería absurdo. Bajo su propósito de America First, el presidente estadounidense inició su mandato teniendo claro que iba a colocar aranceles a prácticamente cualquier país, especialmente cuanta más relación comercial tuviera con ellos.
Algo que no esperaba ni Canadá ni México, sus dos grandes vecinos, a los que de primeras amenazó con elevar las tarifas arancelarias un 25%, aunque el primer órdago de Trump acabó difuminándose y dando una moratoria de un mes para la implementación de estas tarifas aduaneras.
Una vez consumada la idea y paralizada, lo cierto es que sus vecinos han reaccionado, especialmente Canadá, donde no cayeron bien los comentarios que Trump tuvo hacia sus políticos ni un carácter mesiánico que hacía del gigantesco país del norte algo menos que una colonia.
Por eso, en un alarde de patriotismo, la tortilla se dio la vuelta y se convirtió en un Canada First y ha supuesto que el mensaje haya calado y el 'Buy Canadian', es decir, 'Compra productos canadienses' esté triunfando en el país de la hoja de arce.
Hasta el punto de que cuatro de cada cinco personas aseguran comprar productos canadienses por encima de cualquier tipo de producto estadounidense, incluso en grandes negocios, como una pizzería que advierte que ya está comprando el pepperoni a proveedores locales y que el tomate, aunque le salga más caro que el californiano, está siendo italiano.
No es tampoco el único boicot hacia el producto estadounidense. En el norte de Europa se está comenzando a ver una misma reacción antiboicot, apostando no solo por productos locales, sino también por no atender ciertas demandas estadounidenses.
Precisamente lo que está pasando en Noruega, donde la empresa Haltbakk Bunkers, la operadora de los puertos noruegos, ha decidido desde el uno de marzo de 2025 no suministrar combustible a los navíos de guerra estadounidenses, por lo que se tendrán que buscar otros puertos en los que repostar.
También, a menor escala, grupos organizados de consumidores suecos y daneses están creando sites y acciones en redes sociales para aumentar la presión comercial y sumarse a los boicots donde se señalan productos estadounidenses y cómo dejar de comprarlos.
Imágenes | Haltbakk Bunkers
