L’alma, el pequeño restaurante del barrio de Sabugo, en Avilés, que lo tiene todo: cocina con personalidad, simpatía y buen precio

Con una propuesta de cocina de producto actualizada y precios contenidos, este pequeño local se ha convertido en un imprescindible de la ciudad asturiana

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Jorge Guitián

Colaborador

Historiador del arte, escribiendo sobre gastronomía desde hace dos décadas. Entiendo la gastronomía sobre todo como un patrimonio cultural que hay que conocer, divulgar y proteger.

Hay algo que afirman Bea y Luis, la pareja al frente de este pequeño restaurante, que define su propuesta: “si tú te lo pasas bien, el cliente lo nota y se contagia”. Si hubiese que resumir la experiencia que tiene el comensal en L’Alma, esa sería una buena opción, porque sin rigideces, sin más pretensiones que dar de comer rico y con personalidad, consiguen que este pequeño local transmita complicidad y buen ambiente desde que llegas hasta el momento en el que sales por la puerta.

Está claro que este tándem gastronómico tiene, además de una pasión por la hostelería, un don para los titulares: “Coincidimos en 2013 trabajando en un restaurante de Luarca, sin saber que un error en una comanda nos llevaría a pasar una vida juntos”. Y a hacerlo dando forma a un proyecto en común, además.

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Luis, de Luarca, comenzó en restaurantes de su zona y pasó luego por Andorra, donde se empapó de cocina francesa, y por Londres antes de regresar a Asturias. De esos viajes se trajo una pasión por autores como Jamie Oliver o Claudia Roden, cuya influencia está muy presente en su cocina, pero también una mirada culinaria abierta, dispuesta a rebuscar allí donde encuentre sabores, técnicas o ingredientes que le resulten atractivos.

Pxl 20241204 130348041 Brócoli frito con salsa de pimienta verde y guanciale

Fue luego panadero en su pueblo y pasó por el restaurante La Tiza, ya con Bea, con la que dio el salto a Avilés para abrir el Pásame La Sal. L’Alma es, de algún modo, heredero de aquel proyecto, aunque cambia la ubicación y cambian las características del espacio.

Situados ahora en el corazón de Sabugo, el otro barrio antiguo de avilés -menos popular entre los visitantes que el centro histórico, pero igualmente interesante- a un paso del mercado de la ciudad, ofrecen una cocina desenfadada, que demuestra su personalidad, con un pie en Asturias y otro en las cocinas del mundo, en cada plato.

El primer ejemplo del cariño que ponen en cada detalle llega con los panes, caseros, de tres tipos diferentes: cebolla asada y avellanas, pan de trigo y pan de salmorejo, que se ofrecen junto con una mantequilla aromatizada con ron y limón.

Sus croquetas, de huevo cocido y perejil, están realmente buenas. Puro sabor a casa, a cocina de la abuela. Y aunque podrían decidirse a ir por ahí, por una cocina de corte casero y esencia asturiana, deciden combinar ese enfoque con otros, tal como ocurre con sus platos de verdura, muy sabrosos.

Pxl 20241204 131306098mp Las cebollas rellenas de L'alma

Brócoli frito con salsa de pimienta verde y guanciale, por ejemplo. O cebollas rellenas, un clásico de las casas de comida tradicionales en Asturias, que rellenan con queso de Oscos y acompañan de una salsa romesco.

Podríamos luego explorar el apartado marino de la carta, con propuestas como el curadillo, un pescado curado de la zona que Luis propone guisado con chorizo y tocino o con unas kokotxas con un pilpil de pimiento asado; podríamos sumergirnos en las carnes de la carta a con una oreja de cerdo guisada al curry verde, un torrezno con salsa Marchand du Vin o una lengua de vaca estofada con col china y chimichurri, pero optamos seguir con las verduras como hilo conductor y lo hacemos con unos puerros empanados sobre salsa de guiso de calamar en su tinta, un plato en el que se giran las tornas: la verdura como elemento principal, el guiso marinero como guarnición.

Pxl 20241204 133553135mp Shiitake, huevo frito, estragón

Terminamos  la parte salada con unas setas shiitake con salsa de estragón y huevo frito, un plato de los de mojar pan y querer, siempre, un bocado más.  Y a la hora de elegir postre vuelven las dudas, pero acabamos por elegir lo que en carta aparece como Claudia Roden, un bizcocho de almendra y naranjas enteras que esta investigadora gastronómica recoge en sus libros y que aquí acompañan con un helado de naranja.

Y café, luego, como en casa de la abuela, servido en taza Duralex desde una cafetera italiana que se trae a la mesa y acompañado por una galleta casera de manteca de cerdo.

Pxl 20241204 134958111 "Claudia Roden": bizcocho de almendra y naranja con helado de naranja

La sensación no puede ser mejor: un negocio pequeño, con dos personas al frente y con un ticket medio bastante contenido que se empeña por hacer una cocina con alma, con personalidad propia; una propuesta gastronómica sencilla, sin pretensiones, que asume el legado de la tradición gastronómica asturiana y lo enriquece con una visión que se empapa del academicismo francés, pero también del cosmopolitismo londinense y que trae todo eso a una ciudad pequeña para dar forma a algo que no se parece a otros restaurantes de su entorno.

Avilés se ha ido convirtiendo en los últimos años en un gran centro gastronómico. Restaurantes como Ronda 14, Casa Tataguyo, Yume, la Sidrería Yumay o El Pandora permiten, sin salir del casco urbano explorar la tradición más arraigada o el producto, pero también sumergirse en cocinas viajeras. Si ampliamos el radio solamente unos kilómetros podemos sumar nombres como los del restaurante Gunea, como el de Casa Nuevo, los del Real Balneario o Eleonore, en la vecina Salinas; los de Casa Belarmino, Mi Candelita o Casa Gerardo, poco más allá. No son muchas las comarcas en España que tienen esa potencia culinaria.

Pxl 20241204 140038418 El café, con galletas de manteca y en taza Duralex, como en casa de la abuela

Y es ahí donde aparece L’alma, sin complejos, sabiendo que tiene algo diferente que ofrecer que suma riqueza al panorama, ya de por sí atractivo, de la ciudad y convirtiéndose en un motivo más para llegar hasta Avilés, que tantas veces queda a la sombra de las vecinas Oviedo y Gijón, y para ir más allá del centro histórico, callejear por sus soportales, tomarse algo en sus tabernas, hacer una parada en el mercado y terminar, luego, disfrutando sin ideas preconcebidas a la mesa de este restaurante de Sabugo.

L’alma Restaurante

  • Dónde: Estación, 27. Avilés (Asturias)
  • Reservas: 651 12 10 29
  • Precio medio: 35/40€
  • Horarios: cierra lunes y martes. Domingo y miércoles solo comidas

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