Un nuevo estudio afirma que el consumo de aspartamo en ratones incrementa el nivel de insulina y contribuye al desarrollo de aterosclerosis. El trabajo, que parece plantear nuevas dudas sobre la seguridad de este edulcorante en humanos, es recibido, sin embargo, con escepticismo por parte de los expertos consultados por SCM España, que dudan de que se puedan extraer conclusiones relevantes.
El trabajo, titulado Sweetener aspartame aggravates atherosclerosis through insulin-triggered inflammation ('El edulcorante aspartamo agrava la aterosclerosis a través de la inflamación desencadenada por la insulina') y publicado en la revista Cell Metabolism, parte de la premisa de que supuestamente se abusa de este edulcorante, destacando su consumo en la población infantil estadounidense, y pretende examinar nuevamente los efectos del mismo y su posible vinculación con los problemas de salud que afectan cada vez más a la población occidental y mundial, como obesidad, diabetes y enfermedades metabólicas.
Sin embargo, el aspartamo es uno de los edulcorantes más examinados por parte de las autoridades sanitarias en todo el mundo, sin que hasta ahora se hayan podido demostrar efectos perjudiciales por sí mismo dentro de una ingesta normal. La Autoridad Europea de Salud Alimentaria (EFSA) ha reevaluado varias veces su seguridad, siempre aplicando el principio de precaución, y no han cambiado las cantidades de ingesta diaria admisible en varias décadas, pues ninguna evidencia científica ha podido plantear la necesidad de reducirlas.
Así, Oliver Jones, profesor de Química en la Universidad RMIT en Melbourne (Australia), considera que el estudio suscita muchas dudas ya desde su planteamiento, pues ve improbable que el consumo diario de aspartamo en adultos y niños supere la ingesta recomendada. Para ello, “un niño de 40 kg tendría que beber 10 latas de refresco edulcorado al día, todos los días”, y un adulto, por lo menos 20 latas diarias.
Además, señala, el propio diseño del trabajo plantea problemas, pues se ha utilizado un tipo concreto de ratón de laboratorio (ratón ApoE), que se cría para ser propenso a enfermedades cardíacas, y los animales habían sido alimentados a propósito con una dieta alta en grasas saturadas y colesterol. “No podemos extrapolar estos resultados a los seres humanos”.

Coincide en sus conclusiones Rafael Urrialde de Andrés, de la Sociedad Española de Nutrición y profesor en la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense. Aunque considera que debe ser tenido en cuenta por las autoridades de seguridad alimentaria, en su opinión el estudio tiene muchas limitaciones, destacando precisamente que un modelo de ratones puede ser no relevante para humanos.
“Es imprescindible realizar estudios en humanos y depositar la confianza en las autoridades de seguridad alimentaria, como ocurre en el caso de los principios activos y medicamentos con las autoridades que los aprueban”. Además, Urrialde recuerda que en la Unión Europea la aprobación de cualquier aditivo debe ser autorizada por la Comisión, pudiendo reevaluarse posteriormente y tomar medidas de revocación si hay posibilidad de efectos nocivos para la salud. El aspartamo se ha reevaluado en numerosas ocasiones sin que se haya limitado o vetado su uso.
“Creo que el título del paper debería ser: ‘Sweetener aspartame aggravates aterosclerosis through insulin-triggered inflammation in mice’. No se alcanza a entender que excluyan en el título que el estudio es en ratones y lo pongan como limitación al final”, zanja Urrialde.
Jones es más categórico aún en su conclusión ante este nuevo trabajo: “No creo que tengas que dejar tu Coca-Cola light todavía”.
Imágenes | Unsplash/Towfiqu barbhuiya - Flickr/Alexa
En DAP | Qué es el eritritol
En DAP | Las cinco razones por las que la OMS desaconseja los edulcorantes