Creo que todos podemos estar más o menos de acuerdo en que es muy complicado volver a dar dignidad a un pescado frito al día siguiente de haberlo preparado. En general, hay recetas que se pueden mejorar de un día para otro, porque los sabores se asientan como sucede con los guisos o con los estofados.
Sin embargo, hay otras recetas o preparaciones que de un día para otro pierden enormemente. Si no te las comes caliente, cuando las preparas, olvídate de que ese plato al día siguiente esté mucho mejor. Algo que especialmente le pasa a cualquier tipo de receta frita. Da igual lo que pienses: huevos fritos, patatas fritas, pescado, calamares, filetes empanados…
Casi todo lo que hayas frito un día y pretendas comértelo al día siguiente estará bastante peor que cuando salió de la sartén, de la freidora o de la freidora de aire. Blando, gomoso, duro… El drama es abundante. Por eso, de vez en cuando, la cocina de aprovechamiento viene al rescate.
Y por eso, hemos prestado mucha atención al libro que Jordi Roca, pastelero del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca, ha escrito junto a sus sobrinos Marc y Martí, miembros de la tercera generación de esta saga familiar, dedicada a la cocina, que ya están en el día a día del restaurante.
El libro en cuestión se titula La nevera medio llena (Aquí no se tira nada) y en él los tres hacen un repaso por muchas pequeñas recetas cotidianas en las que podemos recurrir a restos de nevera o a cocina del día anterior para resolver el plato de hoy.
Y aquí es justo donde arrimamos el ascua a nuestra sardina para reivindicar una receta que podemos hacer con pescado frito del día anterior (sea el pescado que sea) o donde podríamos aprovechar los típicos trozos de pescado congelado, que quedan un poquito feos en la nevera y utilizarlos en esta receta.
La nevera medio llena: Aquí no se tira nada (Grandes chefs)
La preparación en cuestión es muy sencilla y no es otra cosa que los clásicos Fish cakes británicos para lo que los Roca simplemente necesitan 300 gramos de pescado frito, 300 gramos de puré de patata, 100 gramos de queso fresco, 50 g de pimiento escalivado, 50 gramos de maíz en lata, un poco de mostaza de Dijon y pan rallado.
La ciencia de la receta es nula. Solo hay que meter todos los ingredientes en una bandeja apta para el horno, bien mezclados. Luego se cubre con el puré de patata, sobre él se pone el pan rallado y se deja cocinar todo en el horno durante un cuarto de hora a 180 ºC y tendremos un segundo plato perfecto sin gastar ni manchar demasiado.
Imágenes de los Roca: Joan Pujol-Creus
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