La receta que os traigo hoy es un éxito en casa desde que la hice por primera vez. Solo tiene cuatro ingredientes y es muy fácil de preparar, pero está repleta de sabores asiáticos.
La elaboración tiene como ingrediente protagonista, además del pollo, la salsa swet chili o chile dulce, una salsa de origen tailandés, de tipo agridulce, pero distinta a la que se suele usar más en la cocina china.
Este tipo de salsa, conocida en tailandés como nam chim kai, se puede encontrar ya en casi cualquier supermercado, pero si no la ves tal cual, la puedes sustituir por cualquier salsa agridulce y quedará también rico.
La gracia de esta receta es que, al mezclar la salsa con zumo de lima (o limón) y jengibre, logramos un aderezo espectacular para el pollo: una explosión de sabores picantes, ácidos y dulces que nos llevará directos a Tailandia. Y veréis que, pese a ser una receta de apariencia exótica, es extremadamente fácil de preparar.
Para hacer esta receta lo mejor es utilizar una sartén de hierro que puedas meter luego en el horno. Si no tendrás que dorar el pollo en una sartén convencional y transferirlo después a una fuente.
Mientras el horno se calienta, con calor arriba y abajo, a 200º, vamos a secar con papel absorbente cuatro muslos o contramuslos de pollo con un poco de papel de cocina y salpimentarlos. Ahora vamos a calentar un poco de aceite y vamos a dorar el pollo por todas partes, hasta que la piel esté bien dorada, lo que nos llevará entre 15 y 20 minutos.
Mientras tanto, vamos a preparar la salsa. En un bol, rallamos una lima y exprimimos su jugo –si no tenemos a mano limas, con limón sale también rico–. Vamos a rallar también un trozo de jengibre y vamos a añadir varias cucharadas de la salsa de chile dulce tailandesa. Mezclamos bien y reservamos.
Una vez que el pollo esté dorado, retiramos el exceso de grasa que pueda haber y vamos a echar la salsa por encima, embadurnando bien la piezas. Una vez salseado, llevamos la sartén al horno y dejamos que se cocine todo durante unos 10 minutos, hasta que el pollo esté tierno. Entonces, le metemos unos minutos más de grill, para que la salsa quede casi crujiente.
Servimos de inmediato, acompañando el pollo de unos gajos de lima y, si queremos, un poco de cilantro fresco.
Con qué acompañar el pollo agridulce tailandés
Esta receta pide a gritos una guarnición de arroz basmati con la que acompañar su exquisita salsa. Y si quieres completar una comida temática tailandesa, nada mejor que servir de primero una ensalada tailandesa o un clásico pad thai.
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