Igual que se denuncia una desaparición, un hostelero ha decidido denunciar una no aparición a la policía o, lo que es lo mismo, un no show. Convertido en uno de los dramas más habituales de cualquier restaurante, los clientes que reservan y acaban no concurriendo es cada día más frecuente.
El problema, como es lógico, es que no solo hace un agujero al restaurante –que deja de ganar dinero a esas mesas–, sino que también impide a otros comensales poder disfrutar de la experiencia.
Por no hablar del gasto o perjuicio que esta realidad puede hacer si, por ejemplo, se ve obligado a hacer determinadas compras para satisfacer una demanda de clientes impresentables –e impresentados–.
Tanto como para que un hostelero italiano, en un pequeño agroturismo, haya decidido coger el toro por los cuernos y, directamente, denunciar ante los Carabinieri (uno de los cuerpos de policía de Italia) el no show de 21 comensales.
El boquete, comprensible, guarda más magnitud cuando comprobamos que el restaurante apenas tiene 40 plazas, por lo que las dos mesas en cuestión hicieron una faena mayúscula a Emidio Dellepiane, propietario y cocinero del agroturismo Fattoria Didattica Il Ciliegio a las afueras de Génova.
Como el mismo hostelero reconocía al diario italiano La Reppublica, 21 de los clientes no se presentaron. Primero fue una mesa de 13 personas, que avisó de la cancelación 10 minutos antes de la hora programada. Otros ocho, lamentaba, "ni siquiera avisan". El resultado, ruinoso, es un restaurante a medio llenar que, además, pierde dinero por todas esas otras reservas a las que tuvo que decir que no por tener el restaurante supuestamente lleno.
Parte de la sala del restaurante.
Todo ello provocó el enfado de Dellepiane, que se acercó a denunciar los hechos a los Carabinieri. Aunque la pataleta del cocinero quizá no tenga fundamento jurídico, pues es complicado comprobar ningún tipo de delito en la situación, se personó en la comandancia para denunciar por tres motivos: fraude, interrupción de servicio público y perturbación de negocio y, lo más curioso, incumplimiento de contrato.
Habida cuenta de que Dellepiane considera que, aunque no sea vinculante, a través de la reserva se está ofreciendo un servicio a un precio determinado. Con pocas opciones de que la realidad le acabe dando la razón, lo que sí es cierto es que muchos restaurantes acaban viéndose obligados a tomar datos previos de tarjetas de crédito y prerreservas para prevenirse de este tipo de comensales.
Imágenes | Fattoria Didattica Il Ciliegio
